Amores perros

Hay veces que la vida nos da destellos. Esos pequeños detalles que nos hacen sonreír. Momentos agradables que por muy insignificantes que parezcan o por muy poco tiempo que duren nos mueven tantas emociones que nos dejan marcados de por vida.

Pero es entonces cuando llegan los destellos de la muerte. Esos que aunque el impacto solo dure un instante pegan más duro. Porque sabes que ese pequeño detalle que te hacía sonreír en las mañanas ya no está. Y no estará nunca más. Por muy pequeño que sea, por muy poco que haya durado. Se va, y no regresa. No regresa....... Y no hay nada que podamos hacer para evitarlo. Destino al fin y al cabo.

Bowie habíamos decidido que se llamaría. Pero la muerte quiso otra cosa, y antes de que supiéramos un maldito virus lo invadió, y no tenía cómo defenserse... Para acabarla tenía una diarrea catastrófica que al final lo dejó en los huesos, porque aunque le dábamos suero y gerber, su estómago no lo recibía. El domingo se quedó internado al cuidado permanente del veterinario y hoy lunes antes de que otra cosa sucediera lo fui a ver. Lamentablemente no soportó el moquillo que lo aquejaba.

(pausa)

Lo que no entiendo es que por qué hay tanta gente egoísta y prepotente que deja a sus perros a su suerte en la azotea de su casa, o que los va a botar a la calle, o que ahí los tiene sin darles de comer, ni limpiarlos ni apapacharlos y ahí están los pobres perros, sufriendo... Y uno que se desvive en atenciones, apapachos, consentimientos, limpiándole, llevándolo al veterinario, comprándole lo necesario para que viva feliz y a gusto, y pasan estas cosas.

Me encantan los perros. Los adoro. Como el comercial de croquetas. A los grandes, a los chicos, a los puros y a los no tan puros, a los rudos y a los chistosos. A todos. Y no puede ser posible que si lo cuidábamos tanto, si sus necesidades eran cubiertas, por qué carajos se nos va???????

(pausa)

Todavía el domingo fuimos al super y había un servicio de baño de perros. Y adentro, bañándose, estaba un labrador chocolate hermosos, grandote... y dijimos que así tenía que crecer el Bowie...Teníamos grandes planes para él. Sólo fue una semana y ya se había ganado nuestro cariño. Una semana y ya me había acostumbrado a su presencia. Una semana y ya era de la familia.

Mi papá dice que todas son experiencias. Que a ellos ya les había tocado cuidar enfermos cuando nosotras nacimos, que esas sí eran broncas, que por eso cuidar a un perro no les causó tanta dificultad. Pero uno no ha tenido hijos, y el único escape que yo tenía de dar todo mi sobreprotector instinto maternal era (bueno, sigue siendo) a través de un perro. Y se me va.... Y lo único que no se va es el vacío que deja en mi corazón, porque deseaba tanto un perro...

Y se fue........