Si la muerte pisa mi huerto...

Dice esa canción de Serrat: “¿Quien será ese buen amigo que morirá conmigo aunque sea un tanto así?”

¿Y qué pasa si muero uno de estos días y no dejo testimonio de mi eterno agradecimiento a tantas personas, cosas y placeres que me han hecho sentir la vida?

Toda la gente que se cruza por nuestro camino en algún momento de nuestras vidas, es que tenemos que aprender algo que no lograríamos comprender sin su ayuda, o bien, nosotros tenemos que dejarle alguna enseñanza, aunque ni siquiera sepamos que le aportamos algo. Cuando se van, es que han cumplido su misión, pero los que se quedan son los importantes porque son los que te van a enriquecer por toda la vida.

Así que quisiera plasmar por este medio mi gratitud a tooda esa gente con la que me he topado hasta hoy, 1° de marzo del 2006, tal vez yo no signifique mucho para algunos, pero ellos para mí sí. Y sé que la mayoría no lo va a leer, pero aquí está de todos modos.

Primero a mis jefes, carnala y a mi difunto perro: Pues gracias por su perpetuo apoyo en mis decisiones, por su paciencia en mis cagadas y los jalones de oreja, que sin ellos estaría jodida vagando sin rumbo, por su sinceridad cuando algo no está bien y por sus muestras de afecto por mis éxitos, a ellos les debo ser quien soy. ¿Qué por qué menciono a mi perro? Porque era el único que en mis peores depresiones, entraba a mi cuarto y con una mirada me reconfortaba.

A mis amigos y familiares especiales: No tengo cómo agradecerles el siempre estar ahí, que el mucho o poco tiempo que llevemos de conocernos no interfiere con lo especiales que son para mí.
A Pepe, Carlos y Ana, que sin ustedes no me la hubiera pasado tan poca madre, por su paciencia y sinceridad, gracias porque me llevan a mi casa cuando es de noche y/o estoy ebria, por llevarme serenata, por regalarme 20 bugambilias del vecino, por agarrarme el cabello cuando jugamos “gomitas”, por su confianza, por burlarse de mí y por dejar que yo me burle de ustedes...

A Elisa y Jeannie: Gracias por la confianza brindada, por lo divertido que se vuelve hablar de cosas incómodas con ustedes, por escucharme, por esas pláticas en el café, por demostrar que la más antisocial se puede llevar poca madre con la fresa más fresa, y por volvernos tan cercanas en este poco rato.

A Adriana y Violeta: por ser las primas más chingonas que tengo, porque la familia siempre va a estar ahí, porque me conocen todos mis defectos y vergüenzas, y aún así me hablan, por la retroalimentación y sobretodo porque fuimos creciendo juntas, por lo tanto compartimos desde las barbies hasta la caguama, por todo eso, gracias.

A Fabián: por jalarme al desmadre, aún cuando mi jefe se oponía, por su confianza, y por decirme cómo se siente, por ser tan chido y diferente a todos los demás de la familia.

A Elizabeth: por el camino que recorrimos juntas, por el descubrimiento de otras corrientes, por esa etapa de buscar otras formas de pensar, por las caminatas al atardecer, por las interminables pláticas filosóficas y por estar ahí aunque nuestras mentes hayan tomado rumbos distintos.

A Aurora: simplemente por el placer de volver a conocerla.

A los Leal: Nada más y nada menos que por ser como son.

A los Rodríguez: gracias a Master porque a pesar de todo trata de que enderece el camino hacia las buenas costumbres, a mis tíos Miguel y Rodolfo, porque con sus comentarios materialistas y por estar jode y jode solo lograron que me hiciera más rebelde.

A los demás conocidos: a 6to de primaria, porque me la pase poca madre. A la 28 que finalmente me dio la oportunidad de rebelarme, a los amigos de ahí, a Sofía, Lani, Lúcia, Oscar, Angélica, y demás por estar conmigo en mis desmadres, por los días de fuente, por las broncas que me ayudaron a madurar. A Emmanuel, por ser mi primera decepción amorosa.

A Marco, por ser con quien me inauguré (suena tan... guarro), a la gente de la prepa, a Lizette, por enseñarme a no juntarme con gruñones aburridos, a Elba, por ser tan chingona y buena amiga, a Ricardo, por mentar madres y caerse estando ebrio, a Cristina, por su timidez, a Angélica, por las naranjas que nos daba, a Oscar, Tlanesi, Sandra, Itzel, María Luisa, a Kristell por prestar la casa, al Charmín, por llevarnos a probar el pulque de apio, al Plata, porque a pesar de que no nos llevábamos me llevó a mi casa en una de esas que me fallaron las agarraderas de la voluntad, a Rodrigo por su humor y por el efectivo remedio pa´que se te baje en chinga, y a toda la banda con la que me empedé alguna vez, gracias, gracias.
A Hoffman por su sarcasmo y ácido sentido del humor, y a Rosalba, por sacar a la escritora que hay en mí y por su inspiración.

Y claro a los cuates bloggeros que se toman la molestia de leer lo que pasa por la mentecilla perversa y psicodélica de su servilleta, y peor aún, de comentar, Adriana (por segunda ocasión), a la Fairy, Danny, Prometeo, Fulanita, Francisco Torres, y a los que por falta de memoria no los mencione, de todos modos, gracias!!

A los placeres de la vida: a la música en general en especial al rock, las bandas, Caifanes, La Barranca, The Doors, The Cure, Santa Sabina, la Maldita, Pink Floyd y un etc. bastante prolongado. A los Pumas, a las montañas rusas, al sexo, al atardecer, los conciertos, a la soledad, al mar, la luna, la literatura, y bueno, ya el cerebro se seca y la memoria no se hace presente así que a todo lo demás, gracias.