ah que alcoholocos estamos...

La peda de ayer estuvo muy chida, creo que se merece el título de “mejor peda del mes”, a pesar de que Ana se enojó que por que no le avisamos... Pero si ya habíamos quedado, solo que ella había dicho que tenía que ver a otra amiga, por eso ya no le insistí cuando no me respondía los mensajes. En fin, Carlos, Pepe y yo nos pusimos una bien puesta, ya me hacía bastante falta reírme hasta ya no poder más, hasta fotos saqué, pero como no podía ver nada a través del lentecito, quién sabe si hayan salido, las tomé a lo guey.

La rola del martes y jueves fue la de Piel Canela versión Natalia Lafourcade, la neta esa vieja no me gusta pero la canción me encanta, así que ahí andábamos cantándola super ebrios “que se quede el infinito sin estrellas, y que pierda el ancho mar su inmensidad, pero el negro de tus ojos que no muera y el aroma de tu piel se quede igual....”

Pepe llegó con una vieja bien estirada que quiere con él, ex-novia de Carlos (nunca nos burlaremos lo suficiente) pero que nos compartió de sus naranjas, y para variar, hubo guerra de semillas, y clásico, cascaritas de naranja. Seguimos con los “suspiro esmeralda”, comimos Doritos y galletas con chispas de chocolate, nos echamos nuestros “ponies”, además de que confesamos qué usamos como enjuague bucal (el alcohol mata los gérmenes), empedamos a un grillo y les pusimos apodos a cada una de las viejas que estaban jugando basket enfrente de nosotros.

Nos repartimos la beberecua en partes iguales, y como amigos que somos tomamos de la misma botella, claro que eso es normal para nosotros, hasta las tutsi pop nos compartimos, pero algunos lo podrían considerar de mal gusto. Yo no.

Después de que nos corrieron de las canchas, salimos y los dos (al fin hombres) se pusieron a checar a las chicas, pero de un modo que tendrían que verlo para carcajearse de la misma manera que yo lo estoy haciendo ahora. Después Pepe invitó los tradicionales Cheetos con salsa Valentina y la Lalita que tanto extrañaba.

Lo más cagado de la peda es que ya íbamos a la parada, pero para llegar ahí hay que atravesar un camellón ancho con pasto y hasta juegos, pero Carlos no se quería ir, así que en un montecito se tiró al suelo y cada que lo tratábamos de levantar se ponía a cantar “Naranja dulce limón partido, dame un abrazo que yo te pido...” jajaja.... ay, na´ mas de acordarme hasta las lágrimas se me salen de la risa (¿ven a lo que me refiero cuando digo “humor infantil”?) Lo malo del asunto es que yo ya me tenía que ir, y cuando menos lo esperé, Pepe se le unió, e imagínense a los dos tirados y yo desesperada por irme, pero risa y risa.

Total que para que se pararan empecé a caminar, ya sabía que me iban a alcanzar corriendo y a abrazar, por eso hice fuerza precisamente para que no me tiraran, pero yo no contaba con que me iban a taclear...... y ahí va Valeria atraída por la fuerza de gravedad y sin equilibrio alguno al suelo, con los dos hijos de su madre encima mío.... no manches.... ya me imagino como se nos han de haber quedado viendo, imaginen a tres gueyes tirados en suelo vil uno encima del otro, cagándonos de risa y todos lastimados (Carlos dice que se lastimó la costilla y yo estoy toda adolorida ), lo bueno es que ya estaba solito y algo oscuro, que si no... “qué pena con todos”, jejeje (chiste local). Yo nada más pensaba: ¿podría reírme más? Creo que llegué a un límite donde ya no había posibilidad de reírme más, hasta el estómago se me acalambró.... No, no, no estuvo muuy loco este jueves, definitivamente pasa a mi top ten de pedas, que también algún día postearé.