Cómo quien vuelve a nacer...

Día: Jueves, 15 de junio del 2006. Lugar: Villa Cloaca. Problema: NO HAY QUIEN CUBRA MIS CLASES. Solución: Correr despavorida no matter what después de inventar que mi examen era a las 7:00pm. (y se la creyeron!!)

Llego al CCE derrapando a las 8:00pm. Llego por el lado del Templo Mayor y veo una fila que bien alcanzaría para darle media vuelta a la Catedral. Fran me dice “no manches llegaste bien tarde, pero ahorita te meto a la fila”

Después de hacerse un desmadre a la hora de entrar por el detector y ese tipo de mamadas, estoy dentro. El CCE es realmente bonito, aunque por lo que veo en el precio de un morral de vil plástico en $260, bastante caro. No me importa, no voy a eso.

Llego al pie del escenario, buscando caras conocidas, mi antisocialidad no me permite codearme con mucha gente, encuentro a Lilith y Lagartija. Una chelita, solo para quitar la sed, esperando...

9:20pm. Los acordes de Pare de Sufrir dan entrada a La mismísima Barranca en un concierto eléctrico. A Aguilera sólo se le oye decir “Gracias, buenas noches!!” claramente feliz de estar ahí. La gente prendidísima dando lo mejor para la mejor banda.

Esta vez está frente a mí Alex, como que en su viaje. De repente me ponía a observarlo y me parecía que tocar su guitarra para él era casi como tener un orgasmo. Alonso seduciendo a 4 cuerdas rozándolas con sus dedos, mientras Chema extasiándose con la energía que solo una batería te ofrece. Aguilera, con la vista fija hacia el horizonte, hipnotizándome con su voz...

El concierto estuvo poco más que poca madre. Amenizando la noche, Alfonso André hace su aparición para recordar viejos tiempos con la vieja guardia de LB.

El orden de las rolas no las recuerdo, solo se que abrieron con la ya mencionada, después Llueve, Una tarde en la vida, Zafiro, La caída, Animal en extinción, Por donde pasas (versión guapachosa) El Alacrán, Marte/Medianoche, Elixir de la vida, en fin.

Este concierto lo disfruté mucho, porque esta vez no solo me dejé llevar por el éxtasis de escuchar en vivo a LB, de ver a los protagonistas en su papel enfrente de mí, fue mucho más porque ahora realmente dsfruté las canciones, no es que no las disfrute, me refiero a que no es lo mismo en vivo porque hay muchos distractores (gritos, empujones, jalones, etc.), y ahora me bebí las canciones como si estuviera en mi cuarto sola, hasta chillé en varias, en Zafiro, Madreselva, Hendrix, La fuga de Rubén, Quémate Lento. Orión es una rola bien especial para mí pues porque bueno... dejémosle en que fue en un sueño...

Ya para rematar regresaron por tercera ocasión solo para tocar una rola que por unanimidad se deseaba: Día Negro.
Los conciertos acústicos tienen ese no sé qué que los hace más íntimos, como que el significado de la rola se percibe mejor, pero yo no cambio un concierto eléctrico, es más poder, más energía, más emociones kamikazes.

Cómo me hacía falta un buen concierto. Me cambia la perspectiva de las cosas.